Me encuentro dentro de la música, en su misma producción, desde el centro y con el sentimiento que la caracteriza. Son horas de roles variantes y sonidos encontrados, buscados, ritmos, caras, creación. Y los pibes la sienten, se juntan para eso, es lo que los une y lo que los mantiene. Se charlan detalles, "¿en qué está?"; "¡ése en el corte!" Y cuestiones como "¿te conviene más los sabados?"
Todos encontramos en cada momento una suspensión de la dinámica, todos logramos destruir el mundo y sus expresiones. Ya todos nos situamos por fuera del juego y creamos los satisfactores a nuestras necesidades, sin que quepa una duda, y sin demasiadas vueltas.
Cuando llega el final para un personaje, se lo acompaña, se lo mira, se le agradece y procura un nuevo encuentro de explosión como el vivido hasta hace un rato. Se fijan los parámetros y se procede a la reflexión y conclusión afectiva: "Suerte, loco, cuidate mucho..."
Y está siempre el comentario: "¡Qué locura, por Dios!" Y se retorna a los rumbos que marca el corazón: una birra, una silla, un pucho, un faso, un comentario, la nada...
No dejen de experimentar la música, che. Poco hay como ella en este mundo amputado y encarcelado por la inmediatez.
Decidimos viajar, porque la vida se consume en un instante, aunque recurrimos a ella siempre de forma indefectible, la amamos, porque esto es vida, y nos encanta consumirla...
que lindo que es como siempre te digo tener algo que te lleve y que no te haga pensar en otra cosa
ResponderEliminarme gusta lo que escribís, la música es tu terapia y vale la pena escuchar los resultados vamos na sigan compartiendo lo que hacen un beso
Gracias Gi, viene bien. Besos.
ResponderEliminarque flash amigo!
ResponderEliminarno hace falta ningún coro
ResponderEliminary el deber se va por el aljibe.
seguíla pibe,
q vale oro..