sábado, 27 de noviembre de 2010

Dama de luz

Se ha producido un error en el mundo.
Un claro y hermoso error, de esos que no abundan ni en cantidad ni en intensidad.
Y se trata increíblemente de la presencia persistente de una luz. Los más perspicaces podrán argumentar que en relación a la latitud pueden encontrarse sitios con una prolongada exposición solar con respecto a otros. Sabré devolverles la especificación siguiente: no se trata de un cuerpo extraterrestre quien en el mundo está produciendo el error, ese magnífico y desconcertante suceso atemporal.
Es un ser completamente cercano (aún más que la nombrada estrella) quien se empeña en acompañar mientras alumbra, quien provee ese tibio resplandor.
Parece, y esto lo susurro, que no todos pueden sentirlo, shhh... Me amparo en las consecuencias, ya que el alcance del brillo se reduce a una circunferencia que me rodea únicamente a mí.
Y eso no es todo.
Si yo me muevo, no me libra a mi suerte, sostiene su coherencia y me acompaña, me resguarda.
¿¡Cómo explicar mi sensación de alegría!? ¡Qué posibilidad me ha beneficiado! ¿¡Qué he hecho para merecer este invaluable presente!?
Y cuando terminaba de expresar mi contento por saberme el destinatario de un regalo como el que es objeto de este relato (ese indudable error en el mundo, esa revolución para con la cotidianidad normal), levantaba también la vista, buscándola con ímpetu. Porque, no lo dije, pero se trata de una dama quien proyecta sobre mí ese manto.
Si fui a quien regaló su luz, quería conocerla.
Y sí... Ahí estaba. No había chance de que no fuera ella. Tenía que serlo...
Me acerqué, me sonrió, me escuchó, me aconsejó, la escuché, le sonreí, se acercó, me acerqué, se acercó...

· · ·


Gracias bonita por dejarme estar junto a vos, y disculpá si abundé en puñales, sabé entender mi felicidad...

Te amo Juli Bilbao.

1/8/10 - Presente - Futuro...

Nacho Nz.